domingo, 24 de abril de 2011

La mini ficción

A Cristian Ibarra, a Capiello (interesados en lo mínimo)


"Instrucciones para llorar" (Cortázar). Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará  con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Puntos principales de conferencia dictada por Lauro Zavala en la Universidad de Guanajuato, México el 13 de marzo de 2011.

Zavala comienza con la pregunta de si se trata o no de un nuevo género.  Piensa que sí.  Como la novela, es un género que integra todos los otros géneros e intregra además elementos extraliterarios.  Es un género serial e híbrido.  También su primera teoría se publica en español.  El primer texto teórico lo publica Dolores Koch, en 1982.

Tiene antecedentes en la literatura hispanoamericana, por ejemplo, en las "Instrucciones para llorar" o "Instrucciones para subir una escalera", de Julio Cortázar, del Libro de cronopios y famas.

El término ficción, en la filosofía constructivista significa "verdad"; contrario a lo ficticio, lo ficcional es una verdad.

Es interesante que gran parte del género se ha escrito en español.  El primer libro de minificción se publicó en México.  

En 1917 Julio Torri, de Sinaloa, publicó Ensayos y poemas.

La mayoría de los libros se han producido en los últimos 5 años.  Hay un boom de mini ficción.  La explicación que Zavala ofrece de este fenómeno es que, contrario a la modernidad, donde existe nostalgia de totalidad, la posmodernidad ha hecho las paces con el fragmento.  Además han cambiado las estrategias de lectura y los mecanismos de canonización de la literatura.

Las explicaciones que me parecen más pertinentes, aluden a géneros específicos de minificciones, como los créditos en las películas, los videos musicales, los comerciales y los spot-políticos.  Es absolutamente cierto que la minificción dialoga con todos estos géneros.  La ficción mínima también le debe algo a twiter, a facebook, con su limitación de espacio.

También atribuye la minificción a la traducción intersemiótica de la literatura al cine.  Aprendemos del cine.  Ofrece dos ejemplos de minificciones dentro de películas.  La película "El acorazado" de Einsenstein.  Hay una masacre en la escalera, diez minutos de tiempo real en disparos que dura un minuto en la película.  Esa misma escena está citada en la película "Los intocables", de Bryan de Palma.

Las minificciones son seriales, fractales, metaficcionales, intertextuales, elípticas, paradójicas, protéicas, anafóricas (la minificción supone que lo más importante ya pasó; el final es catafórico).  Sus personajes son metafóricos, el tiempo es fragmentario, el espacio es elíptico, el lenguaje lúdico, el género es híbrido.

Finalmente, nos regala este enlace a una revista que se dedica solamente a publicar estudios sobre mini ficción.  http://cuentoenred.xoc.uam.mx/

Y yo traté, a ver si me salía una:

El espejo

Estaba harta de que la siguieran mirando con esa mirada con la que sólo se puede mirar a una perra callejera.  Sí, tenía esa horrible enfermedad en la piel, estaba muerta de hambre, tenía una irritación en el ojo izquierdo que no la dejaba ver bien y hacía que lagrimeara continuamente y lo peor de todo era que se le habían caído las tetas de tantas veces haber sido violada para luego, en un tiempo indeterminado después, soltar el producto del semen depositado por el agujero ese que luego despedía critaturitas vivas que ella abandonaba a su suerte.  Alguna que otra había sobrevivido y cuando se la cruzaba por la calle la reconocía con asco, pena, rencor o indiferencia.  Las tetas así caídas le impedían correr con comodidad para huir con la destreza y la alegría de hace tanto tiempo, cuando todavía huía, reía.  Pensó eso y dio una patada a la miserable perra que la acompañaba a todas partes para lamerla, darle calor, pelerse con ella por las sobras que encontraran.  La perra chilló y salió corriendo.  Ya volverá, pensó esta mujer que ya no recordaba su nombre. Pero esta vez sintió la violencia de lo que había hecho, porque había quedado retratado todo con un fuerte rayo de sol que azotaba los vidrios de la vitrina, la imagen de miseria congelada en el espejo.