domingo, 21 de febrero de 2010

Levadura, polvo de hornear, bicarbonato

Vengo del supermercado con bolsas de plástico que contienen latas de aluminio y otros recipientes plásticos que empacan materiales que alguna vez fueron de procedencia vegetal o animal (¿Dónde pastó ese ternero? ¿pastó?), pero que hoy no es más que un producto procesado quién sabe dónde, quién sabe cuándo, no se sabe por qué manos. Voy al supermercado y compro harina, sal, levadura, aceite (las etiquetas dicen que las envolturas contienen sólo eso). Hago pan. Además compro azucar negra, bicarbonato, vainilla (no sabor a, sino vainilla destilada en alcohol en unos potecitos pequeños que parecen guardar la infusión de una bruja) y hago galletas, o donas. No tengo en casa productos procesados. Imposible que esto sea verdad. Pero tengo una cantidad mínima e indispensable porque no vivo en un poblado medieval. A la carne le echo sal (sólo sal) y la pongo en una brasa que no la cueza demasiado. Me gusta el sabor de la sangre. Mejor que el vegetarianismo que se empancina con productos procesados (gum, guar, sutanate) por una industria creada especialmente para ellos. Fumo. Cada cual alarga y acorta su vida a su modo. Lo mio es un ritual, como todo. Sigue su descripción.

Leo. Pienso en galletitas de mantequilla. Leo. Pienso en donas. Leo, pienso en pastelillos de carne. No tengo nada de eso en la nevera. Pero involuntariamente comienza el inventario. Leo. Tengo bicarbonato y azúcar suficiente como para que sobre para el café de mañana. Leo. También queda una gota de vainilla. Leo. Me toma 10 minutos derretir mantequilla, echarle harina, bicarbonato, sal, vainilla, un huevo. No me gusta la nuez moscada; me provoca náuseas. Tengo huevos... Calentar el horno, hacer bolitas pequeñas, esperar otros diez minutos a que se endurezcan y se doren... La lavadora de platos y el procesador de alimentos facilitan el trabajo (no es que rechace la modernidad y sus inventos sólo el sabor de lo impronunciable: maleate).

Media hora más tarde estoy leyendo con un vaso de leche (quién sabe de qué vaca) en la que sumerjo galletitas tibias y pienso... Mmmm... Pastelillos. Tengo carne molida. Mañana hago pastelillos. Es una de las pocas cosas que a mi hijo le gustan. Tengo aceite, harina, bicarbonato y sal. No hace falta nada más. Achiote si se quiere. Tengo. ¿O haré las galletitas de queso y pasta de guayaba... Mmmm.... Leo.

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