martes, 5 de enero de 2010

Dedos manchados de tinta

Leo el periódico al que tengo acceso en estos días en 5 minutos. Paso las noticias de los muertos del día anterior, el diagrama de dos páginas con fotos a colores sobre algún asunto de política púbica. Que el servicio de rescate de emergencia deja morir la gente, que aquél o este político dijo que haría o nos atacuñó una nueva ley que nos reduce el salario, los derechos, los espacios. Leo con interés los buscapiés y el horóscopo. Ya. Terminé. Luego la radio machacará la ínfima noticia ya repetida hasta el hartazgo. El debate público es un simulacro, pero esto no es noticia. Leo más ideas y propuestas, más debate, entre mis amigos y conocidos de facebook. Mientras, me doy cuenta de que pasar las finas páginas manchadas de tinta, su olor, su textura, es un homenaje a la nostalgia y me pregunto si los árboles que fueron ese papel merecían un fin tan innoble. Mis dedos se manchan de tinta y siento que soy ciudadana, pero no. Nada tiene que ver esa idea de un habitar por las esquinas isleñas desde el debate, activo y constructivo, con tomarse un café mientras se lee lo que ya cansa, sin saber cómo se sale del acoso del horror. Mis dedos estarán manchados, pero ese trabajo ínfimo de pasar las páginas y suspirar no es trabajo. Mi trabajo prescindirá de esa tinta. Saber eso, como se sabe el cansancio porque se lo siente entre las costillas, se vuelve luto. Pero habrá que construir.

1 comentario:

José H. Cáez Romero dijo...

Me gusta mucho la poética dentro de este texto, su lenguaje, como se entreteje. Con qué nos sorprenderás Melanie? Besos,
José Cáez