El error es la búsqueda. La mujer candada busca una llave. Se mira desde adentro los afueras que están atrás, en el pasado, o hacia el lado, en el otro, los hermanos, el amante, las flores del camino. Les escribe cartas. La bicicleta está estacionaria. "Hoy busqué mi nombre en una foto vieja". Es una mirada vieja, que envejece o crece; madura. Hasta que por fin.
Quiero besar mi angustia para que me abandone
detrás de los altares, antes de su boda
con los calendarios, la angustia y su corona,
besarnos todas y olvidar al otro día lo que fuimos. (13)
Por aquí aparecen los aviones. La bicicleta está estacionaria pero a los aviones se los aborda.
Con Manuel se da cuenta de que "... El futuro es pensar como se escribe,/ y me has acompañado aunque no lo parezca, /hemos ido juntos // adonde me ha llevado la palabra. (23)
Porque a fin de cuentas el libro es un viaje en el discurso; porque se pregunta por la antropofagia y por los animales del zoolígico "¿Tendré que comerme a sus niños /para volver a besarlo?" y más adelante "Insisto en figuaras de animales /--que sólo he visto /en cautiverio--flotando/ en la espera" (35).
Termina en tono de film noir, con una mujer tal vez muerta, a quien le corre un hilo de sangre por la comisura de la boca. Pero no hay que espantarse. Esa muere para darle paso a la que se libera y vuela.
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