Vivimos en tiempos cínicos y hoy nadie da la vida por nada. No pontifico pues no me saco de entre los individuos que contiene el nadie que escribo en la oración anterior (y sé que cuando uno se esfuerza siempre encuentra excepciones a frases tan contundentes). Sólo quiero reflexionar sobre cómo cambia la gente, su modo de pensar, de actuar, de organizarse en los "tiempos cínicos".
Necesitamos creer en algo pero es muy difícil ponernos de acuerdo sobre cuál será la superestructura que nos organizará. De eso tratan libros y películas para los niños de la próxima generación. Mientras nosotros nos entreteníamos con la idea de una guerra universal de un grupo de aliados contra el "mal" (Star Wars), los niños de hoy ven y leen "Harry Potter" (contra quienes defienden la raza pura de magos y sus privilegios) o "The Golden Compass" (contra quien esté en contra de la idea de que las personas pueden tener criterio propio y no ser organizadas por una minoría que maneja de forma paternalista las nociones de bien y mal: "es por nuestro bien que nos atropellan", porque le tienen miedo al mal que resultaría de nuestra libertad). El caso es que se nos olvidaron las propuestas libertarias que implicaban las ideas ilustradas.
Voltaire dijo, y luego lo repitieron varios que hoy considermos héroes, mientras estaban debatiendo en sus distintos países para la construcción de los gobiernos constitucionales modernos: "No estoy de acuerdo con eso que usted está diciendo, pero daría mi vida por defender su derecho a decirlo". Ayer uno de mis hermanos, tan conservadores ellos, me explicó la medida de los nueve jueces: "Ahora mandamos nosotros. Se puede caer un avión con 3 jueces del supremo y todavía tenemos mayoría. Mandaremos por los próximos 60 años". Sin comentar el procedimiento para aprobar esa ley, u observar el costo al país en momentos de crisis, que no viene al caso, porque para él lo importante es que la gobernanza se logra a partir de una guerra y hoy esa guerra la estamos ganando nosotros (ellos). No son democráticos, es lo que está de fondo. Y ese es el estado de cosas, entonces no importa el detalle de las componendas.
Quienes todavía piensan en la democracia (a la que tanto se aludió cuando era para criticar a Cuba o la Unión Soviética, que ya hoy nadie ve como enemigos) y se espantan de los gobiernos de mollero que sufrimos hoy día, escribien y escriben. Abajo copio tres citas del periódico que se publicó hoy domingo:
Rafael Lama escribió:
"Mientras el País se nos cae en cantos, económicamente y socialmente hablando, abre una tienda que tiene exactamente lo mismo que otras cadenas ya establecidas y boom... se paraliza el tráfico.
Me hace cuestionar nuestras prioridades como pueblo. Tal vez si pusiéramos el mismo empeño y la misma obsesión en resolver los problemas socioeconómicos de Puerto Rico, la cosa cambiaría radicalmente.
Es hora de tomar esa obsesión y redirigirla. Canalizar esa energía en buscar soluciones para enderezar nuestro destino económico."
Mayra Montero reflexiona desde la contundencia, como siempre:
"Que en el País no hay oposición, es algo que se sabe. Pero que ni siquiera haya un ápice de rebeldía, un tímido destello de amor propio para plantarle cara a los absurdos del Gobierno, es algo que resulta imperdonable. Uno no quisiera mirar hacia el Capitolio, ni hablar más de esos temas. Pero lo de la prueba de dopaje del pasado lunes, esa pantomima que ni resuelve nada ni demuestra nada, ha sido de los espectáculos más cínicos que han organizado en los últimos tiempos."
y Edgardo Rodríguez Juliá tira la toalla:
Mientras Fortuño destapa ollas en las cocinas de los comedores escolares, en uno de esos gestos populistas que convierten el oficio del político en una sarta de necios clisés, mientras la Legislatura celebra la marcha del “buen trato” para cuatro días después estallar en gritos y pataletas entre populares y penepés, el país desaparece. Sí, como lo oyen, esta vez sí que se trata de la desaparición definitiva de Puerto Rico como país.
Me preguntaba cómo un gobierno que se impone a la fuerza es indiferente cuando la prensa publica estos lamentos a diario. ¿No incluye ese tipo de programa la censura a los periódicos? Luego pensé, no importa lo que publiquen, porque "el poder lo tienen ellos" y me parece que están convencidos de que lo seguirán teniendo. ¿Cambiarán la constitución para ello?
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