jueves, 19 de agosto de 2010

Permiso

     La Academia Puertorriqueña de la Lengua Española nos acaba de dar permiso a los puertorriqueños de usar ciertos puertorriqueñismos.  Parece una oración redundante, pero no lo es.  Léala bien y entienda a qué me refiero.  "Atrévete y dilo" es el nombre de la campaña, que estará presentando en la radio y otros medios pequeñas cápsulas que explican que palabras como "atrecho", "sato", "avanzar", "canoa" y "chango", entre otras, son palabras tan en español como otras, aunque sean nuestras.  Como si estuviéramos aguantando la respiración antes de atrechar por un camino más corto.  Como si tuviera miedo de decirle al veterinario que mi perrita es sata y él no me entendiera.  Como si no avanzáramos a coger la canoa más grande y más linda en el pasadía del domingo, antes de que otro aguzao nos la quite.  Como si éste, al momento en que se ve con la canoa más chiquita y fea, no se pusiera chango.  De toda la vida.  Así es.
     No me malinterpreten.  Cuando yo era niña todavía en la escuela se enseñaba a decir zapato, así, con la legua fuera de la boca, entre los dientes (tan feo gesto de los españoles que deberían prohibirlo).  Todavía cuando era estudiante de bachillerato se enseñaba a entender cuáles eran los problemas con el español de Puerto Rico que, que yo sepa, nunca ha ido al psicólogo ni ha necesitado que nadie lo rescate (aunque me consta que rescatistas quedan).  Me parece bien que la Academia haga un esfuerzo y permita lo que toda la vida hemos dicho sin su permiso.  Así no se vuelven locos dando multas.  Así no acomplejan a nuestros niños.  Así dejan de verse tan obsoletos.


     Nosotros seguiremos hablando español; con o sin su permiso.

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